Es cierto que un paso arratra a otro. Que cuando ya llevas un tiempo
caminando parece que no puedes parar, que el tiempo no se puede parar.
Estas agotado. Te sientes debil al pensar que si por un segundo pararas,
todo seguiría adelante sin ti. Y que nadie notaría una ausencia más. El
dolor comenzaría a poderarse lentamente de tu mente, de todos los
recuerdos fastuosos y poco a poco bajaría hasta poder llegar a ese
espacio en ti lleno de personas que caminaban contigo. Se apoderaría de
ti en pocos segundos hasta verte completamente infeliz y sin ningún
rastro de esperanza. No te deja reaccionar. Te sientes como si otra
gente adquiriera un papel más reciente en ese camino. Ya no te sientes
arrastrado y solo paraste unos segundos. Parece que no notan tu retirada
y rápidamente sin darse cuenta se esfuman sin dejar rastro. Recuepras
fuerzas a un ritmo pausado. El timepo no da tregua y sus miradas ya no
se reflejan en tus lágrimas. Una pequeña luz vuelve a orientarte. Y
aunque tengas que hacer el camino con solo una pequeña ayuda, te darás
cuenta de que hay personas que no vale la pena retenerlas cerca.
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