Pensar es de sabios, siempre y cuando seas capaz de ponerte a prueba con cada espacio libre que dejaste en aquella frase, explicando solo aquello que necesitas y que solo una persona puede hacer cumplir. Porque tus sonrisas no tendrían que depender de otro, y lo hacen, porque cada vez que piensas y sin que seas consciente de tus própios gestos, ahí està... La que te hace parecer un trocito de pan, la que no te das cuenta y te llena de una luz especial todo el rostro, porque cuando esto ocurre no importa dónde estés, si llegas tarde, si te perdiste en una clase interminable, si la gente te mira o no...Eso no te suele importar, sin embargo no crees que lo puedas hacer tu sola y sin duda, sin intentarlo no lo harás. No solo cuenta lo que ocurre, los intentos son los que valen, más de lo que crees.
Lo más fácil sería no salir ahí a comerte el mundo, estar tal como en este momento, delante de un laberinto de palabras del cual no te atreves a salir, te sientes con tanta paz que no te gustaría tener que arriesgarte a que te hagan daño, a vivir cada segundo al máximo, sin tener que pensar... solo dejarte llevar como si tu cuerpo entero fuera recorrido por mil escalofríos de placer al experimentar lo que es despreocuparte de la vida, solo intentando...
Gritar lo que sientes, correr hasta quedarte sin aliento, caminar bajo la lluvia vestida de gala, bañarte en el mar desnuda con la atenta mirada de la luna en ocaso, saltar del edificio más alto con la seguridad de que tú ángel de la guarda te recojera en pleno vuelo, escuhar lo más alto posible tu canción preferia a media noche, regalarle un abrazo a cada desconocido y darle el primer beso a aquel que te gustaría que te robara el último. No tener que dar ni una explicación a aquellos que no te creen lo suficientemente preparada para... Ser feliz tal y como te apetece.
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