Sin escenas ni guión: You could be happy

miércoles, 25 de julio de 2012

You could be happy

Te propongo no hacer ningún tipo de plan, lista, registro, línea inventario, repertorio... Y a mi misma me propongo darle una oportunidad a esta extraña idea, dejar que fluya y averiguar como funciona. Darme cuenta de que las miles de palabras que salieron de mi lápiz, corrieron más que mis ideas. Así ninguno de los dos tendrá que esperar nada, ni cumplir promesas absurdas. Y ahora dime: ¿Quieres no hacer planes conmigo?

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Nos llenamos de ilusiones, nos drogamos de promesas, dejamos de pensar con la razón y huímos con el corazón en la mano. Abrimos nuestro diario y cojemos el boli rosa de la mesilla, comienzan las aventuras dijiste en voz alta, aquella noche. Nuestras neuronas adormecidas, comienzan a desbaratarse con aquel inmenso suspiro de alchol. Mi cama ya no era el sitio ideal para soñar y nos encontramos en aquel callejón cerca de la ciudad. Me puse mis tacones negros y pinte mis labios con aquel rojo frenético, no tarde más de dos horas en arreglarme. Y él ya me estaba esperando con su cazadora negra y su camisa blanca, aquellos vaqueros gastados y su moto reluciente. Cojimos velocidad al instante y ya estabamos por la carretera pincipal de salida. Mi pelo se despeinaba con cada soplo de viento que nos arrastraba rápidamente. La oscuridad nos envolvió en aquel túnel largo y frío, nos deslumbró la luz de aquella farola y solo tuvimos que pararnos a mitad de camino. Por que el final de un recorrido solo es el principio de otro.